Brandon Flowers fue el guaripola de la función que aplicó su dosis de baile e intensidad. 12 mil asistentes que llegaron al recinto del Parque O’Higgins se fueron contentos tras liberar su energía.
SANTIAGO, noviembre 30. Con su gira recalando en importantes festivales y cosechando elogios por donde pasaran, la previa a The Killers en Santiago estuvo marcada por la sensación de que se nos venía encima una aplanadora. Y aunque es difícil hablar en esos términos, sí fue un show que tuvo lo que tenía que dar: harto hit, harta “onda” la buena dosis de adrenalina.
Cerca de las 20 horas se apagaron las luces del Movistar Arena y el sonido de un helicóptero dio la partida, seguida por el griterío unas 12 mil personas al ver a los músicos en el escenario. “Human”, de su último disco “Day & Age”, fue el primer tema de la hora y 45 minutos que estuvieron en escena.
En su segunda visita a Santiago, los de Las Vegas repasaron su breve pero bien posicionada discografía, teniendo en cuenta que sólo con tres discos editados son considerados una de las bandas importantes en el mundo. Los éxitos “Mr. Brightside”, “Read my mind” y “Somebody told me” hicieron cantar a la fanaticada y cuando la música no bastó, también se valieron de artilugios como papel picado y fuego.
Brandon Flowers fue el absoluto guaripola de toda la función. Con su carisma y sentida voz comandó una entrega situada en un escenario con buen juego de luces. El libreto de la gira fue reproducido con exactitud, sin que falten la clásica bandera del país y las frases de cariño al respetable. Y sin que se alterara el listado de canciones ni la manera de interpretarlas.
El público, esencialmente veinteañero y con looks que parecían sacados de “Viste la calle”, tuvo lo que fue a buscar: bailó, cantó, tiró globos, gritó, saltó, sudó y quedó con la sonrisa de oreja a oreja. ¿Para qué son los conciertos en vivo? Pues para eso. ¿Y para qué vino The Killers? Para dárselo.
El show fue bastante más sólido y jugado que el que dieron hace un par de años en esta misma ciudad. La flecha de los Killers va para arriba y si ya se ganaron un sitial en lo que deja esta década, deberían mantener la curva ascendente en la que viene.
Cerca de las 20 horas se apagaron las luces del Movistar Arena y el sonido de un helicóptero dio la partida, seguida por el griterío unas 12 mil personas al ver a los músicos en el escenario. “Human”, de su último disco “Day & Age”, fue el primer tema de la hora y 45 minutos que estuvieron en escena.
En su segunda visita a Santiago, los de Las Vegas repasaron su breve pero bien posicionada discografía, teniendo en cuenta que sólo con tres discos editados son considerados una de las bandas importantes en el mundo. Los éxitos “Mr. Brightside”, “Read my mind” y “Somebody told me” hicieron cantar a la fanaticada y cuando la música no bastó, también se valieron de artilugios como papel picado y fuego.
Brandon Flowers fue el absoluto guaripola de toda la función. Con su carisma y sentida voz comandó una entrega situada en un escenario con buen juego de luces. El libreto de la gira fue reproducido con exactitud, sin que falten la clásica bandera del país y las frases de cariño al respetable. Y sin que se alterara el listado de canciones ni la manera de interpretarlas.
El público, esencialmente veinteañero y con looks que parecían sacados de “Viste la calle”, tuvo lo que fue a buscar: bailó, cantó, tiró globos, gritó, saltó, sudó y quedó con la sonrisa de oreja a oreja. ¿Para qué son los conciertos en vivo? Pues para eso. ¿Y para qué vino The Killers? Para dárselo.
El show fue bastante más sólido y jugado que el que dieron hace un par de años en esta misma ciudad. La flecha de los Killers va para arriba y si ya se ganaron un sitial en lo que deja esta década, deberían mantener la curva ascendente en la que viene.
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